LA TIBURONA.
Por
Raúl Cardillo.
Nadie
sabía porque le decían la tiburona,siendo que era una mujer
fea,voluminosa y no tan joven.Sería acaso que devoraba a los
hombres?
Algún
atractivo tendría,que los enloquecía,quizá fuera porque aparentaba
ser bastante adinerada.Vivía en una especie de mansión,rodeada de
un alto muro,sin sirvientes a la vista.
Los
hombres morían por ella.
Cada
noche que aparecía por bares diversos o discotecas no dejaba el
lugar sin una presa.
Aquél
joven era un gigoló.Alto,tostado,de cabellos rubio oscuro y una
sonrisa de sol en su rostro perfecto,su cuerpo elástico era para ser
abrazado.
Para
comérselo.
Aquella
noche partieron juntos.
Continuaron
la velada en la mansión junto a picada de salmón y champagne.
Te
gusta nadar o le temés al agua?No,lo que mas me encanta es la
natación,la navegación,la pesca...hasta he pescado tiburones.
Un
fulgor rojo intenso brilló un segundo en los ojos de la mujer.
Perfecto.Aca
tengo una pileta inmensa.Con agua de mar.Climatizada.
Nademos.Desnudos.
Bajaron
a una inmensa pileta,dentro de un parque.No podían verse los limites
de ninguno de los dos.Una luz azulada,fosforecente,neblinosa
iluminaba todo.
Tirate.Se
me antojó mas champagne y algo de pesca.Ya vengo.
La
frase intrigó un poco al gigoló que comenzó a nadar.Se sobresaltó
un poco al no poder precisar la profundidad del agua.
Sintió
un chapoteo y una enorme sombra blanca que venía hacia el.
BUFFF,ahi
viene la vaca.
Se
equivocó era la tiburona.
El
agua marina se tiño de sangre mientras su cuerpo era engullido con
voracidad sin que nada quedase.
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