LA
TOS.
Cuando
el viejito tosió las miradas de los escasos diez pasajeros se
clavaron en él.
El
conductor detuvo la marcha del vehículo.
Volvió,sin
poder evitarlo,a toser.
El
terrible virus se expandía a gran velocidad por todo el mundo.Era
una pandemia mortífera con miles de muertos.
Se
trasmitía por vía respiratoria,como un vulgar resfriado.
En
pocos días morían entre atroces dolores mientras escupían los
restos negros de pulmón.
Afectaba
mayormente a los viejos,quienes tenían restringida su salida a la
calle.
En
el caso del pasajero que tosió habían hecho una excepción ya que
lo conocían en el pueblo.Era un humilde médico que visitaba a sus
pacientes trasladándose en colectivo.
Volvió
a toser.
No
dudaron.La soga y los palos estaban preparados.
Lo
empujaron con los palos y en la primer plaza lo bajaron colgándolo
de un arbol.El viejo,resignado no protestó.Solo siguió tosiendo.
Alguién
no quedó conforme.Con una manguera extrajo un poco de combustible
del tanque del omnibus.
Encendieron
el cuerpo que chisporroteó y quedó en un suave balanceo como si
danzara una secreta musica del aire.
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