Sola en la multitud.

Sola en la multitud.
Ausente para mi muerte.

martes, 7 de abril de 2020

LA TOS


LA TOS.

Cuando el viejito tosió las miradas de los escasos diez pasajeros se clavaron en él.
El conductor detuvo la marcha del vehículo.
Volvió,sin poder evitarlo,a toser.
El terrible virus se expandía a gran velocidad por todo el mundo.Era una pandemia mortífera con miles de muertos.
Se trasmitía por vía respiratoria,como un vulgar resfriado.
En pocos días morían entre atroces dolores mientras escupían los restos negros de pulmón.
Afectaba mayormente a los viejos,quienes tenían restringida su salida a la calle.
En el caso del pasajero que tosió habían hecho una excepción ya que lo conocían en el pueblo.Era un humilde médico que visitaba a sus pacientes trasladándose en colectivo.
Volvió a toser.
No dudaron.La soga y los palos estaban preparados.
Lo empujaron con los palos y en la primer plaza lo bajaron colgándolo de un arbol.El viejo,resignado no protestó.Solo siguió tosiendo.
Alguién no quedó conforme.Con una manguera extrajo un poco de combustible del tanque del omnibus.
Encendieron el cuerpo que chisporroteó y quedó en un suave balanceo como si danzara una secreta musica del aire.

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