Siempre
lo hacia antes de meterlas en los frigorificos, la rigidez y el frìo
impedìan todo.
Sobre
las mismas camillas,revestidas de cuerina y con una sabana.Era lo mas
còmodo,sin helarme sobre la mesa de acero.
En
ocasiones usaba preservativo.
Elegía
las jovenes,que no estuvieran operadas,ni infectadas,ni
aplastadas.`Por infortunio,para ellas,abundaban.
Corazones
rotos...
Luego
las frizzaba,congelando cualquier evidencia.Desde luego era un
hospital y eran retiradas con celeridad.
Cuando
la trajeron a ella me produjo una exitacion inusual.Quiza su
delgadez,su blancura,sus tatuajes esotericos,sus calaveras rientes.
Fue
tanto lo que gozé que no la guardé de inmediato en la heladera.La
dejé aparte en una habitacion anexa.
Volveria
sobre su cuerpo mas tarde.
Era
temprano y lo hice una vez mas.Muy caliente con la fresquita la dejè
para volver a usarla antes de la noche cuando terminarìa mi turno.
-este
imbécil tenía que tocarme a mí!!!espero hasta la noche o lo hago
ahora...todo eso de la luz del sol es un mito.una novela.amo la
noche,la bruma,la luna,son una conmigo pero no me afecta el dìa.solo
espero a que me sepulten para poder huir y tomar otra identidad.me
tendré que levantar,este tipo me arruinò el cambio,tendré que ir a
“morir”a otro hospital...
Ya
estoy listo.La despedida.Una pena.
Fuì
a la piecita.Abrí la bolsa.
Nada
se oyó en la tarde que se derramaba en sangre en la noche,solo un
aleteo como de murciélago alejandose a través de una ventana
abierta.Sobre el piso de la morgue,tendido inerte,un cuerpo
exhangue,con apenas dos puntitos en su cuella,mas blanco que su
uniforme blanco y un gesto de horror infinito aguardaba para siempre
a la nada.
RAUL
CARDILLO.BUENOS AIRES,AGOSTO 2018.
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