Sola en la multitud.

Sola en la multitud.
Ausente para mi muerte.

miércoles, 20 de enero de 2016

FUERA DE LINEA

Pensè que la cadena de dificultades no era normal.Me habìa convertido en socia de la desgracia.En fin,un auto es un objeto mecànico,una herramienta de trabajo en mi caso,pero tres desperfectos en la misma semana eran demasiado.
La otra opciòn que intentaba negar es que me estaba voliviendo loca.Los delirios me habian alcanzado como perros de otro mundo.
Llamaba al servicio mecànico.Esperaba hasta dos horas y cuando llegaban no encontraban nada,podìa arrancar a la perfecciòn.Por supuesto usè auxilios distintos,no querìa que me mandaran de paseo y sin el auto.Sucedìo en distintos barrios.Uno el sector mas elegante de Devoto,entre mansiones y arboledas.Otro en La Paternal,un àrea extraña,abandonada,parada en un tiempo inexistente.La ùltima en el coqueto Belgrano,en un apacible pasaje cerca de la bulliciosa Avenida Cabildo.
Lo peor fuè la camioneta.Lo que me inducìa a sospechar de mi estado psìquico.
En los tres   casos al mirar hacia atràs la encontraba.La misma,su aspecto era inconfundible.Una cabina Chevrolet de los años cincuenta,con su chapa oxidada,de colores indefinibles,los vidrios sucios,sin conductor alguno.Con esos furgones carrozados en acero inoxidable,como para trasladar alimentos,carne de preferencia,que asociaba sin saber porquè con una morguera.
No tenìa patente a la vista,nadie la manejaba pero yo la vì en tres sitios diferentes de la ciudad.¿Acaso me seguia?¿Deberìa interrogar a un transeùnte desconocido para saber si tambièn la veìa?¿Quizà un policìa que me verìa como una loca?
Aparecìa en cada percance con el auto.

Le saquè fotos,la camioneta estaba,lo que me aliviò.Pero eran raras,parecìan sacadas con viejas Polaroids vencidas.De colores saturados.Lo increìble era que la calle era la misma pero su aspecto general impresionaba como perteneciente al pasado,tal vez los años cincuenta.
¿O mi mente estarìa creando todo?
No tardè en convencerme que venìa por mì.
Esa mañana me levantè decidida.Tomarìa el colectivo.
El 133.
En la parada esperè mucho.Por fin llegò.Me intrigò que no tuviera el nùmero a la vista,aunque su color rojo era inconfundible.
El coche era viejo,no pude ver al chofer.Como si no existiera.
Estaba claro que mi percepciòn se disociaba.
Estaba vacìo.
Me sentè resignada mientras el vehìculo comenzò a rodar.

No sè cuanto hace que estoy aquì dentro.Pueden ser dìas.
Por las ventanillas solo se ve una niebla verdosa.
No tengo hambre,ni sed,ni sueño.
No puedo levantarme de mi asiento.Nadie conduce el omnibus.
De  repente todo concluye.
Las cosas se transforman.Adquieren vida.La niebla,los asientos,los vidrios.
Me succionan,me mastican,me regurgitan.Continuamos avanzando. .Siempre avanzamos.

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